lunes, 3 de junio de 2013

Operación pañal: complicada (I)

Siempre le he tenido mucho respeto a la operación pañal. A pesar de que las abuelas y la seño aseguraban que el Peque estaba más que preparado, a mí me preocupaba mucho esa tendencia natural que tiene él a hacer siempre lo contrario de lo que se le dice.

Finalmente llegó el día, lunes 20 de mayo, y todo empezó mucho mejor de lo esperado. Sólo hubo algún escape, y en general estaba muy contento con su escupidera nueva, que además era la misma que en la guarde.



Yo siempre había pensado que esto sería algo más o menos progresivo: empezaría de una manera, y poco a poco iría mejorando, y así fue al menos durante los primeros días. Cada día había menos escapes, aunque la caca le costaba un poquito más, hasta que llegó el viernes. De pronto esa tarde empezó a decir que no quería escupidera, y se hizo todos los pipís encima. Yo me sentía fatal, y no hacia más que pensar en qué podría haber hecho yo que hubiera desencadenado de pronto ese rechazo.

Al día siguiente hicimos como si nada hubiera pasado la tarde antes y el día fue perfecto. Hizo su primera caca en la escupidera en casa y no hubo ningún escape. No podíamos estar más felices :-)

Y así fueron pasando los días, cada vez un poquito mejor, hasta que llegó este sábado por la tarde, casi dos semanas después del inicio, y otra vez la magia desapareció. Toda la tarde sin querer sentarse en la escupidera, y haciéndose todo encima. Con la caca, estuve viéndole venir un buen rato y preguntándole varias veces si quería que fuéramos a la escupidera, con mil entretenimientos de por medio, pero nada, lo negó todas las veces hasta que se lo hizo encima. Esto sí era lo que yo habría esperado desde el primer día...

El fin de semana estaba siendo horrible por todo. Igual que se negaba al tema de la escupidera, decía que no a todo lo que le dijeras. Yo no podía evitar sentirme tremendamente culpable por el rechazo que tenía con la escupidera, a la vez que me sentía inútil por no ser capaz de motivarle. Todo esto combinado con mis hormonas, me habían convertido en una auténtica magdalena este finde...

Y así la sorpresa volvió a llegar por la noche. Otra vez le vi las intenciones de hacer caca, pero esta vez preferí no decirle nada, para evitar agobiarle. Esperamos, y efectivamente se hizo una poquita encima. Me avisó, y sin decir yo nada ni hacer ningún tipo de gesto me fui al baño con la intención de limpiarle. Una vez allí, para mi sorpresa, hizo lo que yo habia intentado hacer con él el día anterior: cogió su adaptador, lo puso en el WC y dijo "Voy a hacer caca en las escupidera grande". Y dicho y hecho, terminó hacendo una buena caca en el WC, con la consiguiente fiesta por nuestra parte :-D

De momento voy a seguir en la misma línea, intentando no decirle nada, sólo informándole de las veces que voy yo al baño, que son muchas (jajaja, cómo se nota la recta final del embarazo). A ver qué tal se da. Seguiremos informando :-)