martes, 14 de mayo de 2013

Test de hidrógeno espirado en bebé de 2 años

Y finalmente llegó el día. La cita la tenía a las 9 de la mañana y el pobre mío pasó una noche previa horrible, sin parar de toser. Me levanté preocupada con que no pudiera hacerse la prueba, ya que en el documento informativo ponía que no podría hacerse si tenía tos. Afortunadamente cuando se despertó dejó de toser, y salimos muy puntuales sin darle nada de comida ni de agua.

Llegamos tempranito así que fue el primero de los 4 que iban a hacerse la prueba aquél día. Él era el más pequeñito con diferencia. Los demás rondaban los 13 o 14 años.

Nada más llegar, el primer hito de la prueba: “soplar el globito”. Era el primero y le hizo cierta gracia. Después, el segundo: el “zumito de naranja”. El pobre mío tenía tanta sed y hambre que se liquidó su vasito en un segundo y luego pidió galletas para acompañar… Era curioso ver mientras a los mayores dándoles vueltas a sus botes sin terminar de tomárselos… ¡El peque se portó como un hombrecito!

En total fueron 6 globitos los que tuvo que hinchar. A las 9, 9:30; 10, 10:30, 11 y 12. Los 3 primeros los llevó bien, pero a partir del cuarto… estaba el pobre hasta el gorro ya de globitos. Como era de esperar, entretenerle por allí fue complicado, pero Papá desde un Tercero salía constantemente con él a la calle para que lo llevara mejor.

A última hora empezó ya a pedir agua, yogur, galletas, papita… y sus ganas de poder comer por fin fueron las que le animaron a soplar el último globito. A las 12:30 pudo ya comer (bastante menos de lo esperado, imagino que el liquidín de la prueba le levantaría un poco el estómago) y a las 13:00 le estaba viendo el especialista de digestivo con los resultados en la mano.


Diagnóstico: intolerancia a la lactosa en grado leve. Le mandaron un tratamiento de 10 días: antibiótico especial para el estómago, para eliminar la flora, y unos polvitos para reconstituirla. Y aparte de eso, leche sin lactosa (con eso ya llevábamos meses) y sólo un derivado de la leche con lactosa al día.

¿Resultado? Caquitas normales en menos de una semana :-D Estamos muy, muy contentos. No sé si cuando termine el tratamiento seguiremos igual, pero yo soy bastante optimista. Creo que la clave ha estado en dejarle sólo un derivado de la leche con lactosa al día. Al Peque le encantan los lácteos, y claro, si aunque tomara la leche sin lactosa después se hartaba de petit, quesito, yogures, etc., tampoco avanzábamos gran cosa teniendo en cuenta cuál era su problema…

Ojalá se mantenga esta buena racha de caquitas, que ya mismo tenemos aquí la operación pañal, ¡otro hito más!